Algunos ejemplos: Los bots y Avatars con Inteligencia Artificial Generativas pronto podrían impactar toda una industria de Call Centers que hoy son piezas importantes de empleos en muchos países de bajo ingresos; el teletrabajo y las grandes ciudades donde sus costos están impactando la comunidad y los bienes raíces de oficinas; la industria de automóviles y los autos eléctricos desplazándose a otros lugares que hagan más sentido para adaptarse a sus propios cambios; la ganadería y agricultura serán afectados por plantas de fermentación precisa haciendo extensiones de terrenos a activos costosos y poco productivos.
¿Como serán nuestras ciudades en la próxima década? ¿Hacia qué área se irán especializando, o se irán diversificando? ¿Cómo lograremos atraer las inversiones extranjeras requeridas para financiar el desarrollo que buscamos?
Hoy República Dominicana recibe cerca del 4% del PIB en Inversión extranjera directa, más de cuatro billones de dólares anuales. Se estima que para 2028 el monto podría estar arriba del doble actual. Casos reales de Panamá, Costa Rica y Chile que en los últimos años han superado la barrera del 5% llegando hasta el 7%. Pero ¿Están las empresas listas para recibir capitales, están las familias empresarias dominicanas dispuestas a crecer más allá de su mercado actual con inversiones de patrimonio y gerencia?
Hace 4,000 años, Babilonia se aprestaba a ser la ciudad más rica del mundo y lo logró, pero sin la energía de la gente, eventualmente se desplazaron y pronto quedó en el olvido. El desarrollo de nuestras ciudades es un emprendimiento colectivo, que se logra aprovechando el tiempo con sabiduría, determinación y acción.
Como se dice en el libro “El Hombre Más Rico de Babilonia”, escrito hace casi un siglo atrás, de las cosas más importantes es tener la determinación de querer prosperar, pues riquezas por crear hay en abundancia, pero la voluntad de las personas, empresas y comunidades es la clave en el diseño del plan que requiere ahorro, inversión, innovación y gente.